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La Sala de los Papas en la Basílica de Superga

Un viaje por la historia del pontificado

Ubicada en lo alto de la colina de Superga, la basílica diseñada por Filippo Juvarra es una obra maestra del barroco que domina la ciudad de Turín. En su interior, entre innumerables maravillas artísticas e históricas, se esconde un tesoro único: la Sala de los Papas, una extraordinaria colección de retratos que narra la milenaria historia del pontificado a través del arte y la memoria. Originalmente destinada a funciones más prácticas, este espacio ha adquirido un gran valor simbólico a lo largo de los siglos, transformándose en un valioso testimonio de la tradición católica.

Orígenes y Transformación de la Sala de los Papas 

La Sala de los Papas nació con una función muy diferente a la que desempeña hoy. En un principio, el espacio servía como refectorio de verano para los Padres de la Real Congregación de Superga. Sin embargo, en 1876, la sala se transformó en una pinacoteca con el objetivo de albergar una colección única de retratos papales. La inspiración provenía de la famosa colección de mosaicos en la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, pero la colección de Superga se distingue por su continuidad y por recibir actualizaciones regulares. 

Hoy en día, las paredes albergan 265 retratos dispuestos en orden cronológico, colocando al último papa electo en la pared principal, lo que subraya el carácter dinámico de la colección, que sigue creciendo con cada nuevo pontífice.

Arquitectura de la Sala y Características Artísticas 

Ubicada dentro del convento anexo a la basílica, la Sala de los Papas es accesible a través del evocador claustro, caracterizado por un elegante jardín al estilo italiano con setos de boj y un pozo central. El espacio conserva su estructura original, con amplios muros ideales para la exhibición de pinturas. 

Los retratos papales están realizados al óleo sobre lienzo, y muchos de ellos son reproducciones de las obras de Cristofano dell’Altissimo, un artista renacentista que contribuyó a la colección de los Médici en Florencia. Con el tiempo, talentosos artistas piamonteses—como Costantino Sereno, Lorenzo Kirchmayr y Giovanni Paolo Crida—han contribuido a ampliar la colección. 

En 2005, gracias al apoyo del Rotary Club Orta San Giulio, se realizaron los dos últimos retratos, los de Benedicto XVI y Francisco, encargados a la pintora Patrizia Comand, lo que convierte a la colección de Superga en una importante fuente histórica y artística.

Una Comparación con Otras Colecciones Papales

Aunque la Sala de los Papas es un lugar único y distintivo, existen otras colecciones similares, como la de la Basílica de San Pablo Extramuros, reconstruida tras el incendio de 1823, y la colección del Palazzo Altieri en Oriolo Romano, que conserva pinturas de gran valor. 

Sin embargo, la colección de Superga se destaca por su continuidad, su contexto histórico y el fuerte vínculo con la ciudad de Turín, ofreciendo una visión completa de la evolución de la figura papal a lo largo de los siglos.

Un Legado que Sigue Vivo 

La Sala de los Papas es mucho más que una simple exhibición de retratos. Representa un puente entre el pasado y el presente, una narración visual que permite comprender la evolución del pontificado a través del arte y la memoria. Cada retrato es una ventana a la historia de la Iglesia, un signo tangible de la tradición cristiana que, a través de esta colección, continúa siendo transmitida y valorada. 

Visitar la Sala de los Papas en la Basílica de Superga es una experiencia fascinante que une arte, historia y espiritualidad en un solo lugar, un tesoro que debe preservarse y valorarse para las generaciones futuras

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